Artículo - Poker
¿El Boom del poker o las apuestas deportivas?
El poker como una medicina sería un excitante; si fuese una enfermedad la lujuria; si fuera un baile el pandemónium; una comida, el chocolate negro; animal, una serpiente; ¿un coche? Un Rolls Royce con alas; un cuadro, la Gioconda, aunque C.M.Coolidge quiera echarnos un farol. ¿Y si fuera uno de nosotros? Seguramente acompañaría a ese hombre trajeado con corbata roja y una manzana verde en la cara, no se separaría de él e iría en su mano derecha. Ya que todos estos años el poker ha sido su maletín.
Ni se ha reinventado, ni se ha destruido, simplemente se ha transformado, y es que este juego de envite sigue las leyes de la ciencia. Convertido en negocio ha conseguido llenar muchos maletines, hasta el punto de que era muy difícil cerrarlos. Sin un gran riesgo, todo el que ha sabido jugar bien sus cartas ha podido degustar un pedazo del pastel.
¿El rey ha perdido su encanto?
Fácil, ameno, rápido y adictivo, el poker online ha propagado una adrenalina que ha hecho prisioneros por todo el mundo. La gran pregunta llega ahora: ¿esto ha sido todo, ese “boom” se ha acabado? Sería una buena teoría en la que refugiarse, pero como a todo ídolo de masas, al poker también le han surgido novias y contrincantes. La genial esposa y con la que siempre va es el casino. La vieja, divorciada y rica, a la que todos hemos visto desnuda. Scorsese ya nos mostró su funcionamiento y nos dejó claro que muy, muy dentro de ella es donde están los billetes.
Ella tiene el dinero, eso nadie lo duda, pero el poker tampoco es un mantenido. Esa gran viuda negra que es el casino, con créditos casi inagotables, ciudades propias donde ella es la ley, dinero al ritmo del “look, look look”, ha sabido echarse un buen novio y albergarlo en sus salones. Beneficios y beneficios de esas poker rooms tanto virtuales como lives, crearon un nuevo mundo y una población que se alimentaba de ellas. Y es que “un dólar ganado en el juego es el doble de dulce que un dólar ganado con tu sueldo” (Paul Newman, the color of money). “money won is twice as sweet as money earned”.
Llegado a este punto; ¿por qué negarse a la fragmentación del negocio? La masa cada vez es más exigente, la gente que acude al circo romano de las apuestas no es conformista. Al igual que en otros sectores la diversificación juega un papel protagonista en esta historia de noviazgos. Tanto es así que las sportsbetting se han convertido en el joven y esbelto aspirante. Convertidas en príncipe azul y montadas en un caballo arrasan por donde pasan. Su facilidad y rembolso resultan claves para llenar maletines más rápido que muchos de sus antecesores. Pero esto no quiere decir que el “boom” del poker se haya acabado. Si Walter Matthau no hubiera conocido a Jack Lemon, esta increíble pareja nunca habría podido hacer reír a nadie. Lo que fascina a unos, deja indiferente a otros. Como dice un buen amigo mío, en la variedad está la diversión; y ese es el principio que hay que aplicar en este caso. La novedad siempre equipara mucha atención, y sobre todo si está respaldada por una inversión majestuosa y una estrategia de marketing soberbia. Las apuestas deportivas van desde Cristiano Ronaldo a Mohit Chandiramani (jugador de cricket), pasando por las pamelas de Ascot; ¡eso sí que es variedad!
Ahora llega el momento de hacer balance. El poker no es una simple apuesta, no tiene un tiempo fijo, necesita un desarrollo, el jugador quizá no se canse nunca de él, ya que el Póker online en sí, NO es una apuesta. El entretenimiento que produce jugar a un juego es directamente proporcional a las horas que podemos emplear jugando. Las sporstsbetting no llegan a tener ese grado de entretenimiento, aunque por sus buenas formas y popularidad consiguen aficionados muy rápido.
¿Qué ocurre con el atractivo?
Las apuestas son resultonas y fáciles, pero…¿son atractivas?
Recuerdo esas largas tardes de domingo esperando pescar un millón en mi poker room, para salir zumbando a mar a abierto en el yate que me iba a comprar al día siguiente. ¡Eso sí que era atractivo! Ni una combi, ni un banker, ni una trixie, ni una sure bet. Con esto amigos el riesgo de inversión de mi bolsillo es proporcional a dormir debajo de un puente si pretendo comprarme el velero de 32 metros al día siguiente.
Desde luego yo soy un hombre de ROI; y si este es el juicio final del poker online, ya he elegido sitio, me siento en el jurado.